Oct 31, 2008

RESUMEN DEL 2007

PERLAS DEL 2007

Kikiriki, kikiriki. Son las 6 de la mañana, las 6 de la mañana. Así me despierta mi gallo nacido en Japón. Chin ya son las seis, me incorporo de la cama y no quiero abrir los ojos, aún tengo sueño. Siento que me falta descanso. Bueno, tienes que abrir los ojos y pensar positivamente, no puedes darte el lujo de empezar el día echando madres porque no descansaste bien. Abro los ojos, no echo madres y mis ganas de retorcerle el cable al gallo del despertador electrónico se desvanecen.

Lavo mis manos, saco del frigo los ingredientes para preparar el desayuno, sándwiches para el que va a la escuela y el lunch de mi marido y mío. Enciendo la radio. Dan las siete, hora de despertar a los que duermen. Ya no tomamos el desayuno en familia sino conforme a nuestro horario de entrada, porque sabrán que aunque abunda el agua en Irlanda, en la regadera sale como gotero, así que hay una bomba cuyo motor tiene que estar trabajando para que salga abundante agua y se pueda uno quitar el olor a colchón, entonces David primero se bana y luego desayuna.

Llego puntual a la oficina, me siento y veo mi imagen reflejada en la computadora que aún no está encendida. Me veo apanicada, tengo cuatro dedos metidos en la boca al estilo de mi compañero Hernán cuando le preguntaban algo y no sabía. Estamos en el mes de septiembre. Me estoy apurando porque me fui en agosto de vacaciones -ni siquiera tres semanas- y se me amontonó el trabajo. Encima tenemos la gran fiesta. Les estoy contando de septiembre en adelante porque si no mal recuerdo ya les había enviado informes sobre los meses anteriores. Continuo.

Pero por qué me pregunto, por qué siempre tengo mucho que hacer. Bueno, las cosas no andan bien, aún no estamos completamente instalados. Sigo cotizando servicios y productos para que esta nueva casa luzca como de primer mundo, por dentro, porque por fuera ya está lista. De paso, han contratado a mi marido como chofer auxiliar, como encargado de mantenimiento, intendencia, electricista, plomero, etc.

Estos días y casi todos los días ando como pollo descabezado, doy vueltas en casa (lamento que mi esposo trabaje ya que el se encargaba del desayuno y los lunches y de despertarme, de poner la ropa a lavar, de hacer la compra). Ahora lo he suplido en esas funciones y no quiero decir que no me ayude, pero me siento más obligada ya que él no es bueno para madrugar y yo si, entonces le gano o más bien me deja ganar. Hemos invertido las labores, lo que yo no alcance a hacer en la mañanita, a él le tocará por la tarde, pero si surge algo de la oficina pues ni modo, el se queda y a mi me toca. Y cuando es al revés, que procuro la verdad que así sea, no para hacerle la maldad de que me ayude, sino porque siempre tengo harto trabajo, le digo pues ándate a la casa ESPOSO y adelántale a la cena.

Sigo teniendo una cantidad considerable de trabajo. Cuando me quedo más allá de las 7 de la noche, se me atrofia el cerebro totalmente. Llego a la casa, prendo la estufa y espero ver alguna imagen. Ya no estás frente a la computadora estás frente a la estufa, no seas estufída, me llego a decir.

Como les decía nos hacen falta varias cosas, por ejemplo el elevador no funciona, lo van a cambiar y va a ser nuevecito; la cocina no tiene mesa y tenemos que usar una de la computadora, solo cabe una persona, hay que echarse un volado para ver quien se sienta o de plano nos hacemos los amables y corteses y decimos no siéntate tu, yo estoy cansado de la silla, pero en realidad es que de tanto estar sentada las nachas están como bisteces para milanesa, bien aplanaditas o como dicen por ahi now you have a “Secretary Ass”. No tenemos cortinas y esto no gusta a la jefa, pues nos ven desde la calle (que no hacemos nada), así que ahora nos cuidamos de no estar comiendo en el escritorio, de no sacarnos los mocos de la nariz o metiéndonos no sé que cosa para sacarnos no sé qué de las orejas, porque un mundo nos vigila.

La casa nueva tiene tantos recovecos que nos faltan letreros para no perdernos, bueno nosotros no, los visitantes. Hay dos entradas y si algún cliente toca el timbre hay que escoltarlo porque no se vaya a confundir/equivocar y se meta a donde no se deba.

En septiembre cumplimos mi familia y yo un año de haber llegado a Irlanda. Un año que tanto a mis hijos, esposo y a mi misma se nos ha hecho ufff pesado. A ellos porque no querían dejar Canadá y a mi porque nunca esperé que una representacion chiquita en un país tan chiquito me tuviera bien empinadita de trabajo, de trabajo.

Pasan las semanas y la casa va tomando forma. Los jardines frontal y trasero están limpiecitos, cuando llegamos era como selva, había sapos y quien sabe cuantos animales más. Ya contamos con todos los servicios –teléfono, luz, agua, basura, alcantarillado, impuestos, Internet, gas, ah y cortinas. Ya no nos ven desde afuera. O me alcanzan a ver ustedes?

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