La buena dependienta de Continental Airlines me dijo, no se preocupe aguarde un momento, podria si gusta regresar en media hora, estoy segura que para ese tiempo ya le tengo algo. Y se puso a buscar y yo solo me alejé unos cuantos metros de ella para no presionar. Mi hijo David que me acompañó al aeropuerto al igual que mi marido me pregunto si no deseaba subir mientras tanto al restaurant a tomar un café. Le contesté lo más amable que pude y le dije ay m'hijito si supieras que ahorita no me entra ni una aguja. Estoy tan angustiada que hasta tengo temblores de estómago.
Termina la media hora y me acerco nuevamente al mostrador y me dice la chica, señora se va usted mañana a las 8am y no habrá cobro extra. Yupiiiii por el no cobro extra!!! Me regreso a casa, ahora si tomo algo y después salgo con mi esposo a hacer las compras. Amanece domingo, ahí voy de nuevo con mi maletita, mi hijo y mi marido otra vez los tres juntitos. Me reconoce el del mostrador y me pregunta usted estaba aquí ayer no es así? Si le contesto. Qué le pasó? Me equivoqué de día de vuelo. Así pasa señora, no se preocupe. Checo maleta, boleto y me despido de mis hombres. La sala de espera de vuelos hacia los EUA está en el sótano del aeropuerto. Ahí mismo se pasa la migración. Ya estoy sentadita esperando el abordaje cuando escucho por el altavoz, Mr. MacGuire, Mr and Mrs Bolton y mi nombre. Ay caray, dijeron mi nombre, se han de haber equivocado.
Vuelven a llamar a las mismas personas y por supuesto mi apellido, chiiinnn que coincidencia mi nombre de nuevo y ahora que hice?? Pues me levanto y camino como quien teme haber hecho algo malo. Le digo a la azafata, señorita acabo de escuchar que me llaman. Ah si, claro, le queremos informar que......................va usted a viajar en "Business Classsssss"! Ajua, mi suerte empieza a cambiar. Subo al avion y comienza el vuelo, entre cocktail y botanitas trato de leer mi guia. Pero es tal la atencion en business class que a menos que este uno roncando no le ofrecen nada, de lo contrario va uno como animalito en engorda.
Llegue a la ciudad de México perfectamente, todo impecable. Es domingo 10 de la noche, tomo un bañito ligerito y me duermo. A las 3am despierto con taquicardia, estaba soñando el examen y yo inventando respuestas. Pues que estudio, que hago, a quien me encomiendo, quien me ayuda? Silencio. No sé por qué me preocupo tanto. Me dieron las 5 de la mañana revisando la guía de estudios, de la primera a la ultima hoja, de izquierda a derecha y asi dandole vueltas, me volví a quedar dormida.
Al poco rato despierta mi suegra, animosa, buenos días se toma un cafecito? Solo si usted tambien va a tomar, le contesto. Nos sentamos a la mesa. Le comento que no dormí bien a pesar de lo cómoda de la cama y las cobijas oliendo ligeramente al suavizante de ropa como de perfume de bebe. Tan linda ella me dice, no se preocupe tanto va usted a ver como le va a ir bien, tranquilicese. Asi nos pasamos el lunes, entre platica y hojeada a la guía. Llega la noche, me meto en la cama y me digo, serena morena, rélajate y duerme bien para que mañana estés brillante.
Amanece el martes, mi cita es a las 10am. A las 7 ya estaba tomando un baño frío para sacarme de la cabeza los pensamientos más negativos que se me ocurrían, que si me preguntan esto, que si lo otro. Dios santo que cosa tan díficil se me hacía quitarme el nerviosismo. Las manos pasaban de sudar a enfriarse y de enfriarse a helarse, mis pobres mandíbulas más contraídas que las de un perro bulldog con la presa adentro. Empecé a maquillarme, la línea de los labios parecía el reporte que emite el detector de sismos, con muchos temblores. Lo único que me salió bien fue peinarme, mis largos cabellos hacia abajo no presentaban oposición alguna, lisitos, lisitos. Estoy lista, me despido de mi suegra ella me dice que Dios la acompañe y ya sabe tranquila.
Llegué una hora antes de mi cita. Pero antes en el parque me cambié mis zapatos planos por los de tacón, porque también hay que ir presentables, como de CONCURSO. Ya estoy en la pre-sala de tortura. Estan dos compañeras ahí esperando su turno, una hace derroche de tranquilidad, la envidio muchísimo. La otra estaba aún más nerviosa que yo. Le dije tranquila como repitiendome a mi misma también. Es que yo soy la que sigue. Bueno le dije, ándate tranquila y muy buena suerte. Le dí un abrazo que me agradeció. Ya sale, que tal te fue? Muy bien, efectivamente, están muy comprensivos y me preguntaron qué es lo que hago, a que me dedico y pues bueno, creo que me fue muy bien. Que padre, oye muchas felicidades. Toca el turno a mi amiga la tranquilina. Va con una sonrisa contagiosa y también claro, le deseo buena suerte. Ya viene de regreso con la sonrisa más amplia que con la que entró. Qué tal fue? Muy muy bien, te dije están "light", todas las preguntas fueron sobre contabilidad. Felicidades. Bueno, ya me llaman, ahí voy.
Entro muy segura de mi misma, llevo mi vestido rosa que tanta suerte me ha dado. Me dan los buenos días y uno de los tres torturadores dice que llevo muchos años de carrera ininterrumpida, y al momento me suelta la pregunta que me cayo como mazaso: que opina usted de nuestra política exterior?
Yo no llevo asuntos políticos, por lo tanto mi cabeza se trastocó, mi lengua se pegó al paladar, no podía hilar una sola frase y mientras pensaba que contestar al mismo tiempo me parecía oír una cuenta como la que hacen al boxeador que acaba de recibir un ganchazo a la mandíbula y le cuentan, 9,8,7,6,5, me recompongo y empiezo a balbucear, eh, ah, pues miren, lo que ahorita siento que es muy importante cuidar es la opinión que tienen de nosotros por..... Se darán cuenta que no es lo que me preguntaron pero eso fue lo que se me vino a la cabeza.
Vinieron varias preguntas más y me dicen eso es todo muchas gracias. Antes de salir con mi cara descompuesta, pregunto si puedo tomar una botella con agua que tienen ahí para quien quiera. Me contestan por supuesto para eso están, hubiera tomado desde el principio, o sea que se me notó que me puse super nerviosa que se me secó la boca y que ni se me entendía lo que respondía. Me ve mi amiguita la tranquilina y me pregunta lógicamente que tal me fue, le dije MAL! Pero por qué, qué te preguntaron. Le digo casi con la boca cerrada nada de lo que hago, todo fue sobre otros tópicos y ella atacada de risa. No de lo que contestaba si no porque no sé que cara traía. Otras que estaban ahí se acercaron a oir mi experiencia y más de una se puso a rezar, esperando mejor suerte que la mía. No me pude recuperar.
Regreso a casa y mi suegra sale al tiro a preguntarme y yo con la misma respuesta, creo que MAL. Mi linda suegra me dice, sabe que, no se preocupe yo recuerdo que cuando mis hijos tenían examenes y llegaban diciendo creo que más o menos, es a los que le iba bien y a los que contestaban "pan comido" les salía al revés, o sea mal.
Al día siguiente me fui a Acapulco con otra pregunta, y ahora como le cuento a mi madre. Ella también me entendió y me dijo que ya lo hecho, hecho estaba, que confiara en que no todo podría salir mal y que me quitara la preocupación. Cosa que hice porque en Acapulco y con toda mi familia y una rica comida, hasta los examenes se olvidan. El final ya lo saben, no me fue tan mal como lo imaginé y del lugar 13 bajé al 14 de la lista general, pero esta vez si alcancé plaza!
Estoy feliz, porque mi mayor temor era que por tercera vez me presentara al concurso y no lo pasara. La primera vez no lo pase y me frustré tanto que al siguiente concurso no quise entrar, gran error, pues en lugar de tomar eso como una experiencia para actuar diferente, lo tomé como un fracaso y cuando uno toma esa actitud de derrotado, de abandono se encajona, no se avanza, se retrocede y se pierde mucho. En la segunda ocasión que me presento a concurso me senti que habia hecho una muy buena presentacion, sali feliz de la entrevista y cuando publicaron los resultados sucede que me envian hasta una carta en la que informan que hice un excelente examen pero que lastima.... no alcancé plaza. Por eso esta vez estaba yo con más temblores que una gelatina mal cuajada!
Termina la media hora y me acerco nuevamente al mostrador y me dice la chica, señora se va usted mañana a las 8am y no habrá cobro extra. Yupiiiii por el no cobro extra!!! Me regreso a casa, ahora si tomo algo y después salgo con mi esposo a hacer las compras. Amanece domingo, ahí voy de nuevo con mi maletita, mi hijo y mi marido otra vez los tres juntitos. Me reconoce el del mostrador y me pregunta usted estaba aquí ayer no es así? Si le contesto. Qué le pasó? Me equivoqué de día de vuelo. Así pasa señora, no se preocupe. Checo maleta, boleto y me despido de mis hombres. La sala de espera de vuelos hacia los EUA está en el sótano del aeropuerto. Ahí mismo se pasa la migración. Ya estoy sentadita esperando el abordaje cuando escucho por el altavoz, Mr. MacGuire, Mr and Mrs Bolton y mi nombre. Ay caray, dijeron mi nombre, se han de haber equivocado.
Vuelven a llamar a las mismas personas y por supuesto mi apellido, chiiinnn que coincidencia mi nombre de nuevo y ahora que hice?? Pues me levanto y camino como quien teme haber hecho algo malo. Le digo a la azafata, señorita acabo de escuchar que me llaman. Ah si, claro, le queremos informar que......................va usted a viajar en "Business Classsssss"! Ajua, mi suerte empieza a cambiar. Subo al avion y comienza el vuelo, entre cocktail y botanitas trato de leer mi guia. Pero es tal la atencion en business class que a menos que este uno roncando no le ofrecen nada, de lo contrario va uno como animalito en engorda.
Llegue a la ciudad de México perfectamente, todo impecable. Es domingo 10 de la noche, tomo un bañito ligerito y me duermo. A las 3am despierto con taquicardia, estaba soñando el examen y yo inventando respuestas. Pues que estudio, que hago, a quien me encomiendo, quien me ayuda? Silencio. No sé por qué me preocupo tanto. Me dieron las 5 de la mañana revisando la guía de estudios, de la primera a la ultima hoja, de izquierda a derecha y asi dandole vueltas, me volví a quedar dormida.
Al poco rato despierta mi suegra, animosa, buenos días se toma un cafecito? Solo si usted tambien va a tomar, le contesto. Nos sentamos a la mesa. Le comento que no dormí bien a pesar de lo cómoda de la cama y las cobijas oliendo ligeramente al suavizante de ropa como de perfume de bebe. Tan linda ella me dice, no se preocupe tanto va usted a ver como le va a ir bien, tranquilicese. Asi nos pasamos el lunes, entre platica y hojeada a la guía. Llega la noche, me meto en la cama y me digo, serena morena, rélajate y duerme bien para que mañana estés brillante.
Amanece el martes, mi cita es a las 10am. A las 7 ya estaba tomando un baño frío para sacarme de la cabeza los pensamientos más negativos que se me ocurrían, que si me preguntan esto, que si lo otro. Dios santo que cosa tan díficil se me hacía quitarme el nerviosismo. Las manos pasaban de sudar a enfriarse y de enfriarse a helarse, mis pobres mandíbulas más contraídas que las de un perro bulldog con la presa adentro. Empecé a maquillarme, la línea de los labios parecía el reporte que emite el detector de sismos, con muchos temblores. Lo único que me salió bien fue peinarme, mis largos cabellos hacia abajo no presentaban oposición alguna, lisitos, lisitos. Estoy lista, me despido de mi suegra ella me dice que Dios la acompañe y ya sabe tranquila.
Llegué una hora antes de mi cita. Pero antes en el parque me cambié mis zapatos planos por los de tacón, porque también hay que ir presentables, como de CONCURSO. Ya estoy en la pre-sala de tortura. Estan dos compañeras ahí esperando su turno, una hace derroche de tranquilidad, la envidio muchísimo. La otra estaba aún más nerviosa que yo. Le dije tranquila como repitiendome a mi misma también. Es que yo soy la que sigue. Bueno le dije, ándate tranquila y muy buena suerte. Le dí un abrazo que me agradeció. Ya sale, que tal te fue? Muy bien, efectivamente, están muy comprensivos y me preguntaron qué es lo que hago, a que me dedico y pues bueno, creo que me fue muy bien. Que padre, oye muchas felicidades. Toca el turno a mi amiga la tranquilina. Va con una sonrisa contagiosa y también claro, le deseo buena suerte. Ya viene de regreso con la sonrisa más amplia que con la que entró. Qué tal fue? Muy muy bien, te dije están "light", todas las preguntas fueron sobre contabilidad. Felicidades. Bueno, ya me llaman, ahí voy.
Entro muy segura de mi misma, llevo mi vestido rosa que tanta suerte me ha dado. Me dan los buenos días y uno de los tres torturadores dice que llevo muchos años de carrera ininterrumpida, y al momento me suelta la pregunta que me cayo como mazaso: que opina usted de nuestra política exterior?
Yo no llevo asuntos políticos, por lo tanto mi cabeza se trastocó, mi lengua se pegó al paladar, no podía hilar una sola frase y mientras pensaba que contestar al mismo tiempo me parecía oír una cuenta como la que hacen al boxeador que acaba de recibir un ganchazo a la mandíbula y le cuentan, 9,8,7,6,5, me recompongo y empiezo a balbucear, eh, ah, pues miren, lo que ahorita siento que es muy importante cuidar es la opinión que tienen de nosotros por..... Se darán cuenta que no es lo que me preguntaron pero eso fue lo que se me vino a la cabeza.
Vinieron varias preguntas más y me dicen eso es todo muchas gracias. Antes de salir con mi cara descompuesta, pregunto si puedo tomar una botella con agua que tienen ahí para quien quiera. Me contestan por supuesto para eso están, hubiera tomado desde el principio, o sea que se me notó que me puse super nerviosa que se me secó la boca y que ni se me entendía lo que respondía. Me ve mi amiguita la tranquilina y me pregunta lógicamente que tal me fue, le dije MAL! Pero por qué, qué te preguntaron. Le digo casi con la boca cerrada nada de lo que hago, todo fue sobre otros tópicos y ella atacada de risa. No de lo que contestaba si no porque no sé que cara traía. Otras que estaban ahí se acercaron a oir mi experiencia y más de una se puso a rezar, esperando mejor suerte que la mía. No me pude recuperar.
Regreso a casa y mi suegra sale al tiro a preguntarme y yo con la misma respuesta, creo que MAL. Mi linda suegra me dice, sabe que, no se preocupe yo recuerdo que cuando mis hijos tenían examenes y llegaban diciendo creo que más o menos, es a los que le iba bien y a los que contestaban "pan comido" les salía al revés, o sea mal.
Al día siguiente me fui a Acapulco con otra pregunta, y ahora como le cuento a mi madre. Ella también me entendió y me dijo que ya lo hecho, hecho estaba, que confiara en que no todo podría salir mal y que me quitara la preocupación. Cosa que hice porque en Acapulco y con toda mi familia y una rica comida, hasta los examenes se olvidan. El final ya lo saben, no me fue tan mal como lo imaginé y del lugar 13 bajé al 14 de la lista general, pero esta vez si alcancé plaza!
Estoy feliz, porque mi mayor temor era que por tercera vez me presentara al concurso y no lo pasara. La primera vez no lo pase y me frustré tanto que al siguiente concurso no quise entrar, gran error, pues en lugar de tomar eso como una experiencia para actuar diferente, lo tomé como un fracaso y cuando uno toma esa actitud de derrotado, de abandono se encajona, no se avanza, se retrocede y se pierde mucho. En la segunda ocasión que me presento a concurso me senti que habia hecho una muy buena presentacion, sali feliz de la entrevista y cuando publicaron los resultados sucede que me envian hasta una carta en la que informan que hice un excelente examen pero que lastima.... no alcancé plaza. Por eso esta vez estaba yo con más temblores que una gelatina mal cuajada!
No comments:
Post a Comment
Gracias por tu visita.