Apr 13, 2009

EL OTRO LADO DEL CONCURSO

Ya les platiqué sobre el lado técnico del concurso. Ahora les comparto el lado interno, el del cerebro y mi corazón. Mi temor a presentar el concurso era tan grande como el tamaño de una verguenza. Me repetía hasta el cansancio que no podía permitirme presentarlo por tercera vez y no pasarlo. El mentado dicho sobre "la tercera es la vencida" no tenía cabida en mi cabeza. Yo sólo me repetía que no podía fallar otra vez. Traté de concentrarme en el poder de la "atracción". No me funcionaba. Traté de imaginar escenarios en los cuales yo podía atraer hacia mi campo de acción a los tres sinodales. Imaginarlo de esa manera era el ideal. Pero al poco tiempo yo misma me decía si, como no, hasta crees que son tontos.
En fin, ni mi alma, ni mi conciencia hallaban sosiego. Se aproximaba la fecha de presentar el examen escrito. Juro que me esforcé en utilizar todo mi tiempo libre para estudiar. Desde que despierto hasta que me acuesto tengo quehaceres, en casa y en la oficina. Sentía que no estaba dedicando el 100% al estudio y esto me comenzaba a desesperar. Dejé de lavar, de planchar y hasta de cocinar. En mi trabajo cualquier ratito para distraerme a estudiar era agradecido. Sin embargo, siendo honesta conmigo misma yo sabía que ya no se me quedaban grabadas las cosas fácilmente.
En un momento de desesperación por la premura de tiempo fui a la iglesia, me hinqué delante de una imagen de Cristo, prendí unas velas y le dije Dios santo, te voy a molestar con una tontería, fíjate que voy a presentarme al concurso y quiero distraer tu atención para pedirte que me ilumines, que me des una guía de qué estudiar, te prometo que no te volveré a molestar con tonterías ni cosas materiales, te juro que no me interesa el aumento salarial, sólo quiero saber qué puedo, qué he aprendido y qué sé trabajar. Recé mis oraciones y salí por una puerta diferente de la que entré. Justo al lado de esa puerta había una sola hoja blanca escrita a la mitad. La tomé y leí el encabezado "Novena a San Judas Tadeo" auxiliador en casos desesperados, todo esto en inglés. Esta señal la tomé como mi tabla de salvación o PRIMERA APARICION.
Al momento volteo a ver a la imagen y le digo gracias Señor. Tomo mi hoja y llego a casa. Alrededor de las 9pm me hinco y comienzo mi novena. Termino de rezar y tomo la guía y veo un título y dije esto no lo he visto, lo voy a estudiar. Así durante 9 noches y siempre a las 9 me hinqué y pedí lo mismo, solo una guía sobre que estudiar y prepararme mejor. De todo lo que estudiaba a partir de hacer mi novena, de todo eso vino en el examen. Me puse a estudiar con devoción todo cuanto me iba saliendo al final del rezo, o sea faltando un cuarto para el examen. Bueno, no es que deje todo al último momento, sino que aprovechaba el mejor momento de mi cerebro para que todo se me grabara. Y pasé el examen escrito, creo que en calificaciones de expediente estaba yo como en el lugar veintitantos y después de la prueba subí al 13, de buena o de mala suerte, ahora lo sé, no hay números malos, solo malos hábitos. Di gracias a San Judas.
SEGUNDA APARICION. Después de haber visitado a mi madre en Acapulco por tres días, regreso a la ciudad de México el sábado para tomar mi avión el domingo. Bajé del autobús, llegue a casa de mis suegros y dejé mi maleta, saludo y les digo antes que se levante el tianguis o mercadito de la calle, voy a comprar chiles y todas esas cosas que no encuentro en Irlanda. Si vaya me contestan y cuando esté de regreso comemos.
Andaba en el mercado buscando también cositas tipicas para obsequiar a mis compañeros de trabajo cuando me sale una señora cargando una imagen de SAN JUDAS TADEO!!!! Señora estamos pidiendo cooperación para hacerle una gran misa a San Juditas que así le llaman en mi país. Por supuesto, le dije y eché mi cooperaciónn en la base de la imagen. Que quiere que le pidamos a San Juditas señora, me preguntó. Le dije sólo que me ayude en mi trabajo, él ya sabe.
Antes de salir hacia México llamé a mi mami para decirle que estaría por allá debido al concurso y que después de presentar mi entrevisa en el DF iría a verla. Cuando le confirmo el día que estaría con ella,me imagino que avisó a mis demás hermanos para saludarnos ya que ami llegada a Acapulco ya me estaban esperando en casa de ella.
Les platico como me fue en la entrevista y una de mis hermanas que no es tan católica me dice, ay hermana, te hubieras encomendado a San Charbel, es milagrosisímo y sobre todo, ayuda mucho en casos como los tuyos. Yo casi no tenía idea de quien era este santo, pero ella, mi hermana, a la mañana siguiente vino de nuevo a casa de mi madre con el libro sobre San Charbel. Ya aprendí, ya sé quien es y por si fuera poco también me encomendé a él.
Cierro el capítulo CONCURSO con un sentimiento: Cuando se cree, se puede. Creer en uno mismo ayuda tanto como encomendarse a todos los Santos, que por supuesto, también nos ayudan porque a ellos si les creemos que van a realizar milagros en nosotros. Por lástima o porque lo merecemos pero vienen en nuestro auxilio. Al momento en que hacemos una oración desesperada, todo nuestro ser está en un máximo estado de concentración que creemos que hasta una piedra nos sirve para atraer la buena suerte. Si tuvieramos el hábito de decir o pensar cosas lindas y agradecidas antes de irnos a la cama o cuando algo sucede contrario a lo que deseabamos, cambiaríamos todo nuestro entorno. Tengo muchas gracias que dar. Gracias por leerme.

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