Sep 5, 2009

MILAGROS DE AGOSTO

Aparejados con las pérdidas estuvieron los milagros. Si, como les cuento, milagros, apariciones, buena suerte, duendes irlandeses, como quieran llamarlos. Yo prefiero decir milagros, porque no encuentro explicación.
Después de que desaparecieron 150 euros de mi caja chica no me quedó más remedio que reponerlos de mi bolsa. Me dirigí al banco, estoy frente a la caja que da dinero como decía mi hijo cuando era pequeño. Me desvío para explicar de dónde sale esto. Una vez mi hijo el mediano quería un jueguito de los caros y le repondí que de momento no era posible porque no teníamos dinero, su contestación rápida como disparo de pistola o sea a matar fue: pues ve al banco, ahí veo que siempre te dan dinero, fua! Caí fulminada de risa. El moconete tenía 4 añitos.
Regreso, estaba frente al cajero reflexionando cuando dinero sacaba, si los 150 solamente o un poquito más, además era viernes y tal vez necesitaría para el fin de semana. Me dije, no! cuando traigo efectivo compro siempre de mas. Así que solo retiré los 15o que tenía que reponer.
Pero de esos avatares que nos sucede a las mujeres, que no solo caminamos si no que vamos mirando alrededor, a la chica que viene de frente y luce fatal con esos tacones tan altos, a la viejita que me dice que si no me cuido me voy a jorobar como ella y también poniendo cuidado quien voltea a verme, se me apareció una tienda con productos traidos de la huerta. Entro, compro unas verduritas para la cena, digo, estoy con pérdidas, me dan mi cambio, lo guardo y tomo mi bolsa de papel de estraza y me siento como las mujeres ejecutivas de las películas de holywood que van caminando por las calles de Nueva York con su bolsa ecológica dizque llenas de cosas pero caminan como si fueran sobre nubes.
Yo llevo mi bolsa por delante, ya que los tomates, las calabazas, los aguacates si pesan! Voy resoplando, me cambio la bolsa para un lado, ya me cansé, me la paso para el otro y aún me quedan 15 minutos de caminata para llegar a casa, vuelvo a resoplar. Pero también me di el tiempo para ir analizando quien de mis compañeros pudo haber tomado/encontrado el dinero. Ya estaba por culpar a dos que tres de ellos cuando meto reversa, ay Dios mio, no tomes en cuenta mis pecados, ni mis calumnias, ni mis malos pensamientos, yo fui, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, no se fija, no sabe donde pone las cosas, perdoname. Lo dije de corazón, deveras!
Ni bien terminaba de arrepentirme cuando veo en la calle un billete de 50 euros ahi tiradito, doblado en tres partes. Ayyy Diossss, que me oiste? seguro que me oiste. Veo para un lado, veo para otro, no hay ni un alma en la calle, el viento sopla y el billete no voló a ningún otro lado más que para el mío, para que yo lo encontrara.
Lo recojo y no lo guardo ni en mi bolsa de piel (en el pecho para que nadie me lo vuelva a robar), ni en la ecológica, lo conservo en mi mano y me digo, si encuentro a una persona que busque algo, le preguntaré que es lo que busca y si me dice un billete de 50 euros, juro que se lo devuelvo, porque se siente refeo perder dinero. Ya sé lo que están pensando, si, dirán que iba yo rezando por que no apareciera el dueño. Pues se equivocan!!!!
Llegué a casa sin toparme con alguien que haya perdido el billete de 50 euros o que lo ande buscando. Le cuento a mi marido y le enseño el papelito que da el cajero, el papelito de cuanto gasté en las verduritas y el billete, porque ya nadie cree en los milagros!!!!

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